Sagrado Corazón
de Jesús
en Vos Confío
Entronización del Sagrado Corazón de Jesús en el hogar
La Entronización del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares es una práctica piadosa tan importante que, si es realizada con seriedad, puede regenerar al mundo.
Los cuatro pilares de la Entronización
La familia, o el hogar que acoge a los que me son más cercanos, es el lugar donde se manifiesta el amor, donde nace y crece, y se “recarga”… Ubi caritas, Deus ibi est! “Allí donde hay amor, Dios habita”. ¡Poner la imagen del Sagrado Corazón, símbolo de ese Dios Amor, es, ya de entrada, una profesión de fe en el Dios que es amor!
La familia, la casa, es el primer lugar donde se tejen las relaciones más íntimas. Es el lugar en el que aprendemos a amar como Jesús, que nos enseñó el camino de la entrega, del servicio mutuo que se expresa a través de una mirada atenta, y de la compasión, vivida a menudo en el perdón y la reconciliación. El manual, la guía práctica de esta escuela, ¡es el EVANGELIO! Teniendo en cuenta que éste era el punto de partida de cada una de las sesiones del Concilio Vaticano II, ¿por qué no Entronizar los Evangelios o mejor la Biblia al mismo tiempo que la imagen del Sagrado Corazón?
El amor, que es el motor y está en el corazón de la Entronización, está hecho para ser difundido, repartido, comunicado; si no, muere. El amor del corazón de Jesús es misionero. Por eso el amor que se encuentra allí donde se ha realizado la Entronización sólo puede ser misionero y propagarse como una llama… Este amor apostólico va a manifestarse de diversas maneras en función de nuestras posibilidades y de nuestra situación, pero siempre lo hará a través de la calidad de nuestras relaciones en la vida ordinaria: en el barrio, en el trabajo, en nuestro ocio, etc. Nuestra casa llegará a ser entonces un auténtico cenáculo, una nueva Betania.
JESÚS ES EL “¡Nunca sin mi Madre!”. Con la Entronización ocurre un poco como en las bodas de Caná: “Jesús fue invitado a la boda… y la madre de Jesús estaba allí” (Jn 2, 1-2) Si Entronizar es acoger a Jesús en la propia casa… es también acoger a María. Esto quiere decir que al entronizar el Corazón de Jesús, “entronizamos” el de María, “humilde sierva del Señor” (¡el único título que ella se dio!)… Por eso no hablamos de la Entronización en relación a María: es Jesús, y sólo él, el centro de su vida y, por lo tanto, de la nuestra. María es nuestra madre “educadora” que nos conduce a Jesús y nos enseña a amar como él y a ser sus testimonios. Ella es nuestro modelo en la acogida de la Palabra, del proyecto de Dios. Signo de la Iglesia, ella nos recuerda, lo que estamos llamados a llegar a ser, y nos invita a un amor más grande y a la exigencia misionera. También la Entronización busca hacer de nuestras “casas” “Iglesias domésticas” … ¡No para que nos quedemos acomodados en ella. Sino para ayudarnos a “ser, con el poder de amar del Corazón de Jesús, auténticos constructores de la Civilización del Amor”! Concede indulgencias: Disminuye alguna parte de los castigos que tendríamos que sufrir por nuestros pecados, en el purgatorio.
Promesas del Sagrado Corazón de Jesús
1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
2. Pondré paz en sus familias.
3. Les consolaré en sus penas.
4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia.
8. Las almas tibias se volverán fervorosas.
9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.
12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo.
1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.